miércoles, 12 de noviembre de 2008



El santuario de Machu Picchu está dividido en dos grandes sectores -uno el sector agrícola y el otro el urbano, o la ciudadela- de los cuales el primero rodea al segundo. Podríamos considerar el cerro Wayna Picchu como un tercer sector. El principal camino de acceso a Machu Picchu, que viene del Cusco por el sur (Qosqoñan), cruza la cresta del cerro y llega a la entrada del santuario después de pasar por áreas con construcciones aisladas -como la que ahora se denomina el mirador-, puestos para vigías o guardianes, qolqa o graneros y abundantes terrazas agrícolas. También había otros caminos, como el que hacía accesible el río desde el santuario por el noreste. Actualmente se ha habilitado, para la visita de los turistas, un camino que antes no existía y que corre paralelo al Qosqoñan.
El santuario propiamente dicho es una ciudadela conformada por palacios y templos, viviendas y depósitos, pero, sobre todo, por edificios que cumplían claramente funciones ceremoniales religiosas cuyos componentes más lujosos y espectaculares son los mausoleos labrados en la roca. Tanto los edificios como las plazas y las plataformas que constituyen el sector urbano están conectados entre sí mediante un sistema de estrechas callejas o senderos, mayormente en forma de escalinatas, que se cruzan con las terrazas que siguen un eje longitudinal plano. La plataforma principal del sector urbano es una amplia plaza -la plaza mayor- que a su vez divide los edificios en hanan ("arriba") y en urin ("abajo"). El sector urbano estaba rodeado de medios que impedían el acceso al santuario, como el muro de defensa y la profunda y ancha zanja, o foso seco, que rodeaban todo el conjunto, no como parte de una fortificación militar, sino como una forma de aislamiento ceremonial restringido.


tlc


Por Marienella Ortiz
A escasos días de iniciarse el mayor evento mundial que organiza el Perú, la Cumbre de Líderes del APEC, parecía una incógnita que se concretara un tratado de libre comercio con China. Sin embargo, el Ministerio de Comercio Exterior (Mincetur) tiene el panorama claro y espera que en una semana todo quede cerrado.
El viceministro de Comercio Exterior, Eduardo Ferreyros, señaló ayer que los problemas pendientes deberían quedar resueltos en una semana, pero, en un último escenario, un grupo de negociadores chinos llegaría al Perú para finiquitar las negociaciones unos días antes de la cumbre de mandatarios, programada para el 22 y 23 de este mes. De esta forma --dijo la ministra Mercedes Aráoz-- ambos países cumplirán la meta de finalizar la negociación para el APEC.
Ferreyros explicó que el punto polémico está centrado en la demanda peruana por obtener un acceso inmediato a China para un conjunto de productos de agroexportación. La demanda se justifica en la medida en que el Perú cedió al pedido chino de crear una nueva canasta de desgravación para 87 partidas peruanas que se consideran sensibles. En esas partidas están considerados productos textiles, confecciones, calzado y metalmecánica.
PROBLEMA CON EL AGROEl problema ahora es encontrar el acceso para los productos de agroexportación. Desde que arrancó el diálogo, el equipo chino los colocó en su lista de productos que no serían desgravados. El Mincetur espera no cerrar la negociación hasta conseguir un mejor escenario para los productos agrarios. Sin embargo, Ferreyros agregó que se manejan diferentes escenarios para evitar un nuevo entrampamiento.
Por su parte, la ministra Aráoz refirió que los exportadores de mangos y uvas peruanos tienen interés en tener acceso libre al mercado chino, pero que es importante para ellos desarrollar una oferta para todo ese mercado, lo que puede tomar años.
Aunque no se confirmó la fecha, el presidente de China, Hu Jintao, que vendrá a la cumbre del APEC, se reuniría en Palacio con el mandatario Alan García y se anunciaría el TLC.